Sin nosotros hay películas pero no hay cine

DIÁLOGO. LA CLAVE PARA QUE SE PRODUZCA LA EFECTIVA RECUPERACIÓN DE LA TAQUILLA QUE TODOS ESPERAN, ES EN OPINIÓN DE ÁLVARO POSTIGO, PRESIDENTE DE FECE, EL DIÁLOGO. NO SOLO ENTRE EXHIBIDORES, DISTRIBUIDORES Y PRODUCTORES, SINO TAMBIÉN CON LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS, A FIN ORDENAR EL SECTOR, CAÓTICO EN ESTE MOMENTO INCIERTO

Cuando Álvaro Postigo (Segovia, 1965) habla de la exhibición lo hace con un rigor y una pasión que solo son reforzadas por su temple, firme y sosegado a un tiempo. Sin duda, sabe lo que dice: ha sido propietario de salas de cine y, en la actualidad, dirige el circuito de MK2 en España. Más importante aún, para el propósito de las siguientes páginas, es el hecho de que Álvaro preside la Federación de Cines de España (FECE), asociación que representa a la inmensa mayoría de los exhibidores españoles. Nos recibe, flanqueado por Luis Gil, director general de FECE, y por Borja de Benito, responsable de comunicación, en las oficinas de la asociación en el centro de Madrid.

Tras catorce años de presidencia de Juan Ramón Gómez Fabra, fuiste elegido para presidir FECE en diciembre de 2021. ¿Qué balance haces de tu primer año de mandato?

Pienso que el balance es positivo. Debido al efecto de la pandemia, el equipo de FECE se ha esforzado mucho no solo por garantizar la interlocución dentro de la industria, sino también por conseguir estar en contacto permanente con las administraciones públicas. Ha sido un período lleno de inquietudes, en el que hemos debido resolver muchos problemas e intentado hacer una labor de cohesión del sector mayor de la que había. Se debe tener en cuenta que FECE posee una representatividad muy alta: pertenecen a la federación aproximadamente el 85% de las pantallas y en términos de espectadores y taquilla este porcentaje es aún mayor, próximo al 90%. Aún así, hemos intentado sumar más gente e integrar en FECE a las otras dos asociaciones, NAECE y PROMIO.

«SALDREMOS DE LA ZONA DE PELIGRO CUANDO LOGREMOS REBASAR LA BARRERA DE LAS 80 MILLONES DE ENTRADAS»

Tres años después del estallido de la pandemia, ¿cuántos cines han cerrado definitivamente sus puertas y cuántos siguen en riesgo de cierre?

Han sido pocos en comparación con los que creíamos que podían hacerlo. Afortunadamente, el saldo es positivo: en 2019 había en España 3593 pantallas y hoy hay 3626. Este dato nos da una idea del nivel de compromiso y de esfuerzo de los exhibidores, que, aun pasándolo muy mal, están resistiendo. Pero falta trabajo por hacer: creo que saldremos de la zona de peligro cuando rebasemos la barrera de los 80 millones de entradas. Por ahora, vamos a buena velocidad: hemos cerrado 2022 en 63 millones y proyectamos más de 70 para este 2023.

¿Qué esperas de la nueva Ley del Cine?

Debo decir que, de momento, con el texto actual que está en el Congreso, no espero grandes cosas. La exhibición tiene una decepción importante con dicho texto, y estamos intentando que se introduzcan enmiendas en el proceso de tanto en el Congreso como en el Senado. En lo que a nosotros res pecta, se trata de una ley continuista, que solo se vuelca en el fomento de la oferta y no en verdaderas políticas para promocionar la demanda. Además, se cargan sobre la exhibición obligaciones, como son la cuota de pantalla -con un régimen sancionador asociado- y la declaración de los contenidos alternativos -como una ópera o unos monólogos sin proyección-, el contrario, que tendría más sentido un sistema que incentive la pluralidad de la oferta.

¿Cómo avanza el diálogo con las instituciones en apoyo de la exhibición cinematográfica?

Las relaciones avanzan bien y hay un cierto nivel de comprensión, pero poca prisa en solucionar los problemas. Y esto es difícil en un momento en el que las consecuencias de la pandemia reclaman soluciones urgentes. que no entendemos qué interés pueda tener. Respecto a la cuota de pantalla, entendemos que las autoridades españolas quieran promocionar el cine nacional: es lógico, es normal y lo apoyamos. También es cierto que se suaviza el porcentaje que existía anteriormente, pero para nosotros es un tema de principios: no entendemos que para ayudar a otros debamos llevar nosotros solos la carga. Es decir, entendemos que la obligación de dedicar el 20% de nuestras proyecciones a un producto concreto es una suerte de expropiación de nuestras salas, por lo que, como en cualquier expropiación, se nos debería compensar. Pensamos, por el contrario, que tendría más sentido un sistema que incentive la pluralidad de la oferta.

En 2022, el Gobierno destinó unos 10 millones de euros a la exhibición cinematográfica. ¿Consideras suficientes estos recursos?

Toda ayuda se agradece, pero no hemos recibido ni una cuarta parte de lo que ha recibido un exhibidor alemán, italiano o francés. Los costes energéticos se han multiplicado por dos o más. Es por ello que 10 millones son insuficientes para la exhibición en estas circunstancias. Además, por cuestiones de eficiencia energética y cumplimiento de nuevas regulaciones, se hará necesaria la renovación de la totalidad de los sistemas de climatización y proyección digital. Para ello, después de tres años de crisis y con las cuentas de las empresas en situación delicada, vamos a necesitar ayuda. No solo en forma de subvenciones directas, que será necesario mantener aún mientras que el sector esté por debajo de los 80 millones de entradas, sino también en forma de líneas de financiación, consistentes en garantías para la financiación para estas mejoras antes descritas y en la implantación de unos incentivos fiscales para todas estas inversiones que se van a realizar en los próximos meses y años. La ley ya las contempla para otros subsectores como la producción, y para la exhibición serían importantes.

«CREEMOS EN UNA VENTANA DE 100 DÍAS Y EN LA NEGOCIACIÓN DE LA FELIXIBILIZACIÓN DE ESA VENTANA»

¿Cuál es tu postura sobre las ventanas y qué crees que es lo mejor para garantizar la sostenibilidad del sector?

El criterio de FECE es que la ventana debe existir porque es la mejor manera de hacer dos cosas: una, optimizar los resultados económicos de una película y garantizar su explotación en los cines de una forma adecuada, y dos, ordenar el sector y volver al status quo anterior a la pandemia. Ahora mismo, se están estrenando películas de modo improvisado, sin comunicación, muchas veces porque se venden a plataformas. Esto es un error: estamos desaprovechando películas que podrían sacar un mayor rendimiento en el cine. En FECE, creemos en una ventana 100 días, y creemos en la negociación de la flexibilización de esa ventana. Pensamos que ambas deben estar fijadas por ley. Así, una vez que la ventana se incorpore a la ley, podemos sentarnos luego a hablar sobre qué sucede si una película a las 3 o 4 semanas ya no rinde en los cines, siempre bajo el paraguas de la administración. Ahora mismo reinan el caos y el desorden, provocados por la pandemia: entendemos que, en este período las plataformas han permitido mantener viva la industria de la producción, e incluso que algunas distribuidoras hayan desviado parte de su producto a plataformas. Pero hay que recuperar el status quo anterior.

¿Cuáles son las principales amenazas y oportunidades para el sector en estos momentos?

La principal amenaza, como ya he comentado, reside en la parte financiera. Hace falta esa reconversión, lo cual se puede verificar en el mayor rendimiento de los cines con alto estándar tecnológico. La mayor oportunidad es la misma de siempre para el sector de la exhibición: la componente social que tiene ir al cine. Por eso hemos resistido históricamente la competencia de la televisión, los canales
privados, el vídeo, el blu-ray y las plataformas, porque somos conscientes de que representamos otra forma de ver películas: cine solo se ve en los cines y es difícil sustituir los 40.000 millones de dólares que estos mueven a nivel mundial. No tengo ninguna duda de que conviviremos todos. La cuestión es, más bien, cómo de rápido se va a organizar esa convivencia, para lo cual es esencial la creación de la ventana que comentaba antes.

¿Cómo valoras el diálogo y la colaboración entre la FECE y las asociaciones de distribuidores y de
productores?

Lo valoro como muy positivo: hemos hablado mucho durante la pandemia, y esto nos ha servido para tender lazos con todas las asociaciones. Nos gusta debatir y estar en esos foros porque nos ayudan a entender y que ellos nos entiendan a nosotros, así como a intentar encontrar puntos de equilibrio que ayuden al conjunto, a fin de que cada vez la gente vea más cine en los cines. Y en esos foros siempre defendemos que sin nosotros hay películas, pero no hay cine: la magia del cine se produce en una sala de cine.

¿Cuáles son tus objetivos a medio y largo plazo como presidente de FECE?

Mis objetivos más importantes son tres. El primero, es seguir manteniendo la cohesión entre todos los asociados. El segundo punto relevante es que exista en España una ventana de exhibición. Y el tercero es intentar llegar a los 100 millones de espectadores; es un objetivo que tengo en la cabeza y haré todo lo posible por conseguirlo. Sería uno de mis sueños.

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