A la entrevista Laura Caballero viene de dirigir una secuencia con aparatos sexuales de la segunda temporada de Machos alfa, y Alberto de unas gestiones de su productora, mientras ultiman la temporada 14 de La que se avecina (LQSA). Es el intenso día a día de estos guionistas autodidactas metidos a productores en 2012, que han sabido adaptarse con éxito al cambio de paradigma de la industria.
Se cumple el 20 Aniversario de Aquí no hay quien viva (ANHQV), vuestra primera serie. 90 capítulos en tres años, algunos de 40% de share y 7 millones de audiencia. 7 adaptaciones. La de Telecinco, LQSA, aún sigue. ¿Qué ha aportado esta serie a la ficción?
Laura. Lo bueno es que sigue aportando. El otro día un chico colgó lo agradecido que estaba por la existencia de Fernando y Mauri cuando le pilló de preadolescente. Sigue vigente y ayudando a salir de depresiones y vivir sus realidades de forma más sencilla.
Está en Netflix, Amazon Prime, HBO Max y el canal propio de Atresplayer. ¿Por qué una comedia que renovó los estereotipos cañís en 2003 ha impactado en los jóvenes de hoy?
Alberto. La hicimos con una libertad impropia de ese tiempo y tomamos unas decisiones estratégicas que luego fueron muy buenas, como no hacer chistes comparativos, ni mencionar a gente de la época, y al final salió una comedia atemporal. La sociedad no ha cambiado tanto, los problemas eran los mismos, el choque generacional, la falta de perspectivas, la carestía económica, los complejos, los cotilleos…
Se cumple el 20 aniversario de Aquí No Hay Quien Viva. 90 capítulos en 3 años, algunos con 40% de share, y 7 millones de audiencia. 7 adaptaciones: LQSA (Telecinco) aún sigue
¿Preparáis alguna celebración?
A. Nos lo propusieron, pero en un reencuentro íbamos a echar en falta a los que ya no están. El mejor homenaje es el libro de Javier P. Martín sobre la serie. Una visión rica y honesta y nada edulcorada.
Los 20 años de la serie son los vuestros. Debutasteis, tú, como creador, y tú, como directora, aunque luego te sumarías a guion y creación. ¿Cuáles han sido las claves de vuestro viaje profesional?
L. No me siento muy diferente, un poco más segura y que entiendo un poco más qué es un plató. Sigues aprendiendo, estás alerta y te sigues sorprendiendo de lo misterioso que es el mundo de la comedia.
A. La única clave es la paliza de trabajo que nos hemos pegado, de forma constante, sin estancarnos. Nuestra carrera ha sido una lucha por conseguir autonomía, empezamos escribiendo, luego nos dimos cuenta de que había que dirigir para proteger lo que escribíamos y después que debíamos asumir la producción ejecutiva para proteger lo que dirigíamos. Y cuando aquello hizo aguas por una serie de problemas, decidimos poner la pasta sacándola donde fuera, y así surgió la productora Contubernio.
Con un padre montador musical y director de programas musicales en TVE, una madre en espacios infantiles y un tío productor, ¿estabais predestinados a lo audiovisual?
L. Siempre hemos tenido cachondeo alrededor y cuando al principio tiramos por otros caminos, él para la Empresa, y yo para la Psicología, nos aburríamos tanto que, claro, viramos para casa.
A. El mundo de la creación es divertido y estimulante por la gente distinta y loca que conoces y con la que convives, pero tiene el peligro de volverte idiota con él éxito y la fama. Como nos hemos criado en la profesión, esa parte mala la teníamos superada, relativizándola.
¿En qué contexto creasteis Contubernio en 2012?
A. Por problemas de liquidez en la productora de nuestro tío, Telecinco decidió producir directamente las temporadas 5 y 6 de LQSA, a través una de sus empresas que luego entró en concurso de acreedores y, como tampoco salió bien, nos convertimos en empresarios. Fue una salida más que una vocación. Crear una productora es lo mejor que hemos podido hacer. Te da una visión más global del negocio, te permite controlar más tu producto, acceder a otro tipo de negociaciones y poner otro tipo de condiciones.
El pueblo fue la primera creación de Contubernio, con estreno en Amazon Prime previo a Telecinco. ¿Qué significó para vosotros?
L. Dirigir en exteriores, en un escenario real, era tan diferente a lo que venía haciendo en LQSA, suponía mucha emoción, pero también el vértigo de pensar «¿sabré salir de un plató?».
A. Tanto Vasile como nosotros sentimos que una productora no puede depender de un producto, y a nivel empresarial nos venía bien hacer otra cosa, pero sin replicar un modelo. Queríamos hacer algo conceptualmente distinto, aunque siguiera siendo coral, de convivencia, pero irnos a 300 kilómetros, desplazar el equipo, alojarlo allí, rodar con un plató al aire libre, fue una aventura… Muchas de las cosas que aprendimos a nivel de realización, de cámara, de equipo, las hemos aplicado en Machos. Siempre que empiezas un producto tienes miedo a pifiarla, pero la base de la creación es no saber muy bien dónde te estás metiendo. Entonces supimos que podíamos combinar dos series y ahora que podemos hacer dos a la vez. Estrenasteis Machos alfa en diciembre. Primera serie con cánones de plataforma.
El pueblo se estrenó en Amazon Prime, previo a Telecinco. Rodada en exteriores, en un escenario real, narra la vida de un grupo de urbanitas que se instala en un pueblo abandonado: Peñafría
Fue TOP Global en Netflix y Nº 1 en España. ¿Llamasteis a su puerta o fueron ellos?
A. Nos llamaron pero estábamos deseando que sonara el teléfono. Nos hizo mucha ilusión. Tuvimos una reunión. Fue todo rápido, fácil y orgánico. Y a partir de ahí llamaron otros. No lo hicieron antes quizás porque durante años trabajamos con un contrato en exclusiva con Mediaset.
¿Cuándo acabó esa exclusividad?
A. Tuvimos un contrato de exclusiva, y luego uno más flexible, de primera opción. Pero dejó de tener sentido porque nos bloqueaba proyectos o no conseguíamos llegar a un acuerdo para producir cosas nuevas con mejores condiciones. Y en agosto de 2021, decidimos de mutuo acuerdo resolver el contrato un año antes del vencimiento. ¡Y en septiembre nos llamó Netflix! Tenemos un nuevo contrato específico de LQSA con Mediaset, sin ataduras.
¿Habéis hablado con los nuevos jefes de Mediaset?
A. Sí, Alessandro Salem es muy educado y cariñoso. Hemos tenido un par de reuniones y la transición está siendo muy agradable. Un matrimonio audiovisual da tranquilidad e ingresos estables en la primera fase de vida de la productora, pero una vez vas creciendo te apetece ver otras formas de trabajar. La experiencia con Netflix está siendo buenísima, y ahora estamos conociendo Movistar.
¿En qué difiere producir para una plataforma o para una generalista?
A. Desde el capítulo 4 de ANHQV nos han respetado el 99,99% de los contenidos, y temíamos que eso cambiara. Pero hemos preservado toda esa libertad creativa, no se han metido en nada, han opinado sanamente. A nivel de producción, es otro mundo, no te tienes que jugar tu economía, son productores reales que van aportando dinero a lo largo del proceso, no tienes que esperar a cobrar hasta quedan el visto bueno al capítulo. Y te hacen un seguimiento, estás muy en contacto semanalmente, te comentan y se va viendo todo el cost report. Te sientes más protegido y remando juntos en la misma dirección.
L. Grabamos todo en exteriores, en Málaga, en Ibiza, y podemos pedir los medios técnicos que se nos antoje, una grúa, una steady, un dron… y te das cuenta del mérito que has tenido, sacando partido a las cuatro paredes de un plató.
¿Cambia mucho escribir un guion de una semanal a una de atracón?
A. Que sean de 30 minutos es una maravilla. Cada capítulo de LQSA equivale a tres y pico de Machos. Es un formato más agradecido, da menos trabajo, es más cómodo e incluso más rentable. Después de escribir la segunda de Machos, tener que enfrentarnos a la 14 de LQSA se nos ha hecho bola. Los capítulos no se acaban nunca, 20 personajes, seis tramas en lugar de tres o cuatro, encajar toda la escaleta…. es más complicado.
¿Os apetecía cambiar la parodia y la farsa en series para todos los públicos a in target más joven con humor más realista?
A. Nuestra forma de trabajar no es «vamos a hacer una serie para». La nuestra es encontrar un tema que nos llama la atención, con potencial, y en el que nos apetece indagar, sea una comunidad de vecinos, la España vaciada o la nueva masculinidad. Y si lo haces bien, encontrará su público.
L. El target de Machos está claro, varones de cuarenta y tantos a los que han educado de una manera que ahora ya no vale, pero cuando grabamos en la calle, hay chavales de 15 años que les piden fotos.
¿Qué es Muertos S. A. y en qué proceso está?
A. Es una comedia sobre una funeraria; la convivencia laboral en una pyme familiar y su relación diaria con la muerte. Empezamos a grabar en octubre e imagino que Movistar la estrenará en 2024. ¡Más comedia! Hay pocas series de humor que funcionen y de largo recorrido.
A. Creativamente es más reto. En drama, cuando tienes una escaleta ya tienes el capítulo, lo dialogas de forma más o menos brillante. Pero en una escaleta de comedia aún no tienes nada, hay que darle el punto, un ajuste más fino y complicado.
L. Incluso en EE. UU. hay escasez de proyectos de series de humor y por eso hacen reboots. ¡Si no los encuentran ellos, que tienen tropecientos guionistas! La comedia es complicada y muy misteriosa. En guion, escribes una frase de una manera y, bueno, está bien, y cambias el pero en un sitio y te descojonas, ¿por qué? No se sabe.
Habéis llegado tarde a las plataformas pero creo que Canal+, previo a Movistar+, os tentó.
A. Fue en 2014, cuando tras Crematorio, decidieron hacer producción propia, querían series que no se emitieran en abierto. Presentamos cuatro o cinco proyectos, pero seguían viéndolos muy mainstream y en ese debate se quedaron sin dinero, y ahí quedó la cosa. Con el tiempo las plataformas se están dando cuenta de que está bien hacer cosas muy nicho pero en el fondo lo que te da industria, visibilidad y rentabilidad es que cuanta másgente las vea mejor.
Machos alfa fue la primera serie que los Caballero hicieron para plataforma (Netflix); una comedia para hombres en sus 40 que gusta también a las nuevas generaciones
¿Qué es lo más difícil para una productora pequeña en esta industria de grandes grupos y plataformas globales?
A. El debate entre mantener nuestro espíritu de ir a nuestra bola o entrar a la línea de fusiones del mercado. Hemos recibido bastantes ofertas, de participación o de compra parcial o mayoritaria, y te entran las dudas. Pero Contubernio es un medio creado para sacar adelante nuestros proyectos, no un fin en sí mismo, por eso la principal ventaja de la independencia es que, cuando nos hartemos, nos aburramos o queramos hacer otra cosa, podemos parar sin dar explicaciones a nadie. Esa paz mental no tiene precio.
¿Vuestra estrategia de negocio va más hacia las plataformas o hacia las teles generalistas?
A. No tenemos preferencias, queremos trabajar con gente que valore nuestro trabajo y que le dé la repercusión que creemos se merece. Hemos encontrado eso en Netflix, por ejemplo, y estamos descubriendo ahora la aventura de trabajar con Movistar. Y si surgen buenas posibilidades, trabajaremos con la tele en abierto. Hemos nacido y crecido en ella, le debemos nuestra carrera.
Sois la productora líder en horas de redifusiones, según GECA. Solo en FDF ocho capítulos diarios de LQSA. ¿Cobráis por ello?
A. A partir de un número determinado de pases, recibimos una compensación por capítulo pero es testimonial. El grueso de la rentabilidad es del propietario del formato. Más en el caso de AQNV porque no la producíamos, solo el porcentaje de derechos de autor.
LQSA, en 5 plataformas, pronto llega a los 200 capítulos ¿Habéis pensado en darle fin?
A. De momento, pensamos en terminar esta temporada 14, plantearnos la siguiente, ya firmadas, y luego veremos. Sí es cierto que va siendo un formato cada vez más atípico, porque acaban Amar… y Cuéntame…, cuando en 2024 grabemos la 15 seremos lo más viejos del lugar, y ¡en una comedia!
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